El ejercicio en el adulto mayor.
Con cada año más de vida, podemos observar, sentir y tomar cartas en el asunto acerca de la realidad de los cambios físicos corporales que se van presentando como es el caso de la estatura, peso, índice de masa corporal, grasa corporal, cambios en la piel y articulaciones. La buena noticia es que estos cambios los podemos atenuar para evitar ciertas enfermedades como las de tipo cardiovascular, osteoarticular, digestivo, obesidad y diabetes tipo II, entre muchas más; y todo ello debido a que el ejercicio es maravilloso y nos ayuda a todo esto y más.
Realmente se deben valorar los beneficios que reporta la actividad física o ejercicio, no sólo en los aspectos físicos, sino también abarca aquellos del nivel psicológico y social, por ejemplo disminuye el riesgo de presentar depresión y ansiedad debido a que ocupa un tiempo libre de manera optimista. En la medida en que ésta práctica es debidamente regulada en intensidad, duración, frecuencia, se alcanzarán objetivos deseados. Claro que es necesario resaltar la importancia de mantener una constancia o apego a la actividad para que se mantenga y constituya un hábito. Aún los ancianos - a menos que exista alguna contraindicación médica - deben apegarse a un programa de actividad física. Conveniente iniciar bajo y avanzar lento.
Promover un estilo de vida físicamente activo, con ejercicios de calentamiento, de coordinación, de flexibilidad, estiramientos, aeróbicos, de fuerza y resistencia muscular y equilibrio. Ejercicios que deben ser perfectamente planificados e individualizados de acuerdo a las circunstancias de la persona, y someterse a evaluación periódica para adaptar su programa de actividad; pero siempre tratando de mejorar movimiento y funcionalidad, y con ello calidad de vida.
No olvidar que la rehabilitación es un componente fundamental del cuidado de la salud en el adulto mayor y en Ceriel, nos importa cada persona.