¡Garantizado! La prevención salva vidas...
Las fracturas de cadera en ancianos son lesiones que ocurren con frecuencia y cuyas causas pueden tener origen multifactorial. De manera que es conveniente intervenir en aquellos factores que puedan prevenirse. Su importancia radica en la necesidad de hospitalización y un abordaje quirúrgico el cual no garantiza la funcionalidad completamente. Se afectan diversos sistemas del organismo, impacta en la calidad de vida, aumenta el riesgo de discapacidad y es conveniente su manejo por un equipo interdisciplinario.
¿A qué se debe su producción?
Normalmente el adulto mayor presenta comorbilidades de diversa índole y factores de riesgo que le predisponen a un trauma como sucede en las personas con osteoporosis (disminución de masa ósea) y como factor precipitante se encuentra una caída. Sin embargo, una fractura de cadera conlleva otras consecuencias como son la inmovilidad, úlceras por presión, polifarmacia, mala nutrición, depresión, entre otras.
El manejo de estos pacientes debe incluir el equipo interdisciplinario conformado por el traumatólogo/ortopedista, medicina física y rehabilitación, trabajo social, y en especial la familia y cuidadores.
¿Qué acciones se pueden tomar?
Dentro de las acciones recomendadas para prevenir fractura de cadera en el adulto mayor se pueden mencionar: programa de actividad física, valorar consumo de calcio y vitamina D, estudio de densitometría ósea, si es el caso, manejo médico de osteoporosis, revisión de barreras arquitectónicas en su entorno, medicamentos habituales por prescripción médica y aquellos alternativos.
¿En qué momento rehabilitar?
La intervención oportuna con ejercicios de rehabilitación durante el periodo de hospitalización ha mostrado reducción de readmisiones hospitalarias, así como consulta médica y aumento en calidad de vida hasta 24 semanas posteriores al egreso. Durante el periodo de hospitalización ocurren alteraciones en la movilidad, lo cual conduce a deterioro funcional progresivo y desacondicionamiento muscular. Por tanto, es necesaria una mayor disposición de ayuda o asistencia al enfermo y afecta calidad de vida de paciente y familiares.
Es necesario ajustar un programa de rehabilitación individualizado a fin de disminuir el riesgo de evolución tórpida y de reingreso hospitalario. Es recomendable iniciar programa de rehabilitación desde el preoperatorio para prevenir el síndrome de inmovilidad. Además no dejar de lado el apoyo familiar y social con el que se verá beneficiado el paciente. En Ceriel te damos todas las instrucciones que necesita tu paciente en las diferentes áreas donde debe intervenir el equipo que atiende con esmero.