La Rehabilitación funciona en el Parkinson
La enfermedad de Parkinson es un trastorno degenerativo del sistema nervioso central. Los primeros signos aparecen alrededor de los 60 años de edad. Es la segunda causa de discapacidad neurológica tras el accidente cerebrovascular y sus consecuencias son de tipo físico, funcional, psicológico y social.
Aunque en la actualidad no existe ningún tratamiento capaz de curar el Parkinson, es posible mejorar, dentro del tratamiento adyuvante está la rehabilitación, la cual puede incidir en diversos aspectos teniendo como principal objetivo mejorar la calidad de vida del paciente actuando sobre diversos aspectos de la enfermedad, por ejemplo:
- Rehabilitación y la presencia temblor: se pueden utilizar diferentes ejercicios que incluyan estiramiento y activación de músculos identificados como origen del temblor, enseñar posturas para tener un movimiento más estable (“apoyar el antebrazo sobre la mesa al intentar mover objetos sobre la misma”), etc.
- Rehabilitación y las alteraciones de la escritura: La escritura debe conservarse todo el tiempo que sea posible. Al principio cuando el tamaño de las letras comienza a reducirse, suele bastar con interrumpir la escritura para hacer un descanso. Posteriormente pueden emplearse ejercicios de coordinación de la muñeca y dedos, así como reeducación guiada y supervisada de la escritura; se pueden adaptar instrumentos para que se sujeten bien con la mano (por ejemplo, lápices con mango grueso), escribir en papel cuadriculado para conservar una buena horizontalidad del trazado y una regularidad mejor en la formación de los caracteres, etc.
- Rehabilitación y trastornos de movimiento: se puede entrenar por medio de la repetición, reeducación de la marcha, utilizar sonidos rítmicos o poner pequeñas metas (por ejemplo, al presentar fenómeno de no poder iniciar la marcha – congelamiento – se indica que alcance una marca en el piso)… etc…
Como se podrá notar el programa rehabilitatorio puede incidir de forma positiva en diversos signos y síntomas de la enfermedad, por lo que se sugiere acudir con un médico especialista para que evalúe al paciente, verifique la evolución de la enfermedad, las complicaciones posibles y de ésta forma indicar el mejor tratamiento de forma personalizada.
Antes de participar en un programa de rehabilitación, es necesario asegurase de que no existe ninguna contraindicación cardiovascular, ortopédica o respiratoria para la práctica de la actividad física. La hipotensión ortostática y la hipotensión inducida por el ejercicio físico son las contraindicaciones más frecuentes.