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SOBRE LA PRIVACIÓN SENSORIAL EN EL ADULTO MAYOR.

La privación sensorial se refiere a la afección total o parcial de uno o más de los sentidos, es decir la función visual, auditiva, olfatoria y gustativa, lo cual crea disfunción en la esfera biopsicosocial. Constituye un problema de salud común en el envejecimiento y en el cual existe retraso en el diagnóstico y tratamiento, quizás por dar prioridad a otras enfermedades. Sin embargo, se debe considerar ya que afecta la integridad del paciente y favorece la dependencia funcional.


¿Qué es la presbiacusia? El deterioro gradual y progresivo del aparato auditivo que comienza entre los 50 y 60 años y afecta tanto percepción como la integración de sonidos. El sistema auditivo realiza la transformación del sonido en impulsos eléctricos que transmite a la corteza cerebral para interpretar y enviar la respuesta adecuada. Generalmente el déficit auditivo es una condición que se acepta como normal en el envejecimiento, si bien, se estima su prevalencia en el 90% de las personas de 80 años y más, asociado a factores de riesgo como sexo masculino, hipertensión arterial, diabetes mellitus, enfermedad cerebrovascular, tabaquismo, exposición a ruido ocupacional, exposición a ciertos medicamentos, infecciones del oído, entre otros. Su evolución es hacia una mayor dificultad social para la comunicación, aunque lo compensa en cierta medida la capacidad de la agudeza visual. Resulta que hay mejor adaptación a la hipoacusia que a la falta de visión. Los adultos mayores pueden cursar con alteraciones del carácter que se refleja en su personalidad, por parte del paciente hay resistencia hacia el reconocimiento de la deficiencia auditiva, así como al uso de prótesis auditivas. Se vuelven recelosos, conflictivos, disminuye la confianza en sí mismos y temen cometer errores. Pueden llegar a sentir indiferencia progresiva hacia su entorno, con el consecuente retraimiento social y mayor tendencia a la depresión.


Es de gran ayuda el tamizaje auditivo en el adulto mayor que acude a consulta, iniciando con minuciosa historia clínica y exploración del oído que descarte tapón de cerumen. Algunas medidas generales son hablar de frente al adulto mayor a una distancia de 1 metro del oído que funciona mejor o el que porta una prótesis, hablar despacio, vocalizando bien, empleo de gestos y no es necesario gritar. Propiciar buen ambiente familiar de comprensión en el cual se evite el aislamiento. Por último, el uso de prótesis es una medida auxiliar que requiere revisión periódica para realizar ajustes, mantenimiento y cambio de pilas.


¿Qué es la presbiopía? Se refiere a la pérdida progresiva de la capacidad del cristalino para la visión cercana, por lo regular inicia alrededor de los 45 años de edad, de manera que es un problema degenerativo frecuente en este grupo de edad. Otras patologías son el glaucoma, cataratas, degeneración de la mácula. Al tener disminuida la capacidad visual se generan problemas como dependencia funcional en actividades de la vida diaria, mayor riesgo de lesiones y caídas, depresión, aumenta la morbilidad, aislamiento social, discapacidad, y altos costos de salud. También es necesario un interrogatorio dirigido a detectar este déficit, la exploración con la cartilla de Snellen y dependiendo de ello acudir a revisión por oftalmología u optometría. Dentro de las medidas generales útiles en el adulto mayor con déficit visual se encuentran: evitar barreras arquitectónicas como muebles que obstruyen el libre paso, las puertas entreabiertas y escaleras que no cuenten con señalización o tengan pobre iluminación, evitar suelos encerados y muebles barnizados que reflejan más la luz; calendarios y textos con letras grandes, relojes de pared, etc. También es muy importante reforzar autoestima para que el paciente sienta seguridad, debido a que en un principio ocurren fenómenos adaptativos y hay mayor desorientación, inseguridad, dependencia, ansiedad y depresión. Una información veraz sobre estos déficits y las limitaciones que provocan favorece que el enfermo continúe realizando sus actividades cotidianas.


¿Y qué sucede con las alteraciones del olfato y gusto? Más del 75% de los adultos mayores de 80 años presentan esta deficiencia, si bien se agregan otros factores como tabaquismo activo, epilepsia, congestión nasal, infección de vías respiratorias superiores.


La alteración en el gusto puede deberse más bien a un déficit olfatorio, o bien tener otras causas como son el uso de ciertos fármacos, trauma craneal, infección de vías respiratorias superiores, caries, infecciones por cándida oral, problemas de la masticación, ausencia de piezas dentales, etc. Dentro de las consecuencias que se observan por estos déficits mencionaremos que disminuye el apetito y resulta en pérdida ponderal, desnutrición si es una condición crónica no atendida debidamente, disfunción inmunitaria, descompensación de otras patologías como diabetes mellitus e hipertensión, debido al uso de cantidades mayores de sal y azúcar, como ejemplo.


Como siempre te invitamos a cuidar tu salud, acércate a los profesionales para que realicen una valoración geriátrica integral de manera oportuna.



REFERENCIAS.

Cano, R., & Neira, M. (2003). La deprivación sensorial. En Guillén, F., & del Molino, J. (Eds.), Síndromes y cuidados en el paciente geriátrico (295-303). España: Masson, S.A.

Guía de Práctica Clínica (2013). Detección y manejo del Síndrome de privación sensorial en el adulto mayor. Recuperado de: http://www.cenetec-difusion.com/CMGPC/IMSS-611-13/ER.pdf


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